Demasiado cerca

No es un sueño recurrente.

Caminaba por las calles de algún centro histórico con mis amigos. Encontraba a Rócio con tres de sus amigas. Nos saludamos y comenzamos a caminar hacía la escuela. No somos los únicos, hay mucha gente caminando hacía la misma dirección. Coral se acerca con unas amigas nos saludamos y ella continua su camino. Es extraño después de los pocos encuentros que hemos tenido.

La escena cambia completamente y deslumbro la luz proveniente de la sala. Me levanto de la cama y camino hacia la sala, donde la encuentro sentada. La casa de mi tía se ve igual, pero algo diferente, las proporciones no concuerdan y los espacios son mucho más grandes. La veo acercarse y me abraza. Deseo disculparme de todo lo que pasó hace años pero ella parece no inmutarse por mi llegada.

La invado con preguntas mientras se sienta en una computadora para checar su nuevo correo, del que solo recuerdo comenzaba con “bibliaDa”. La rodeo y me siento a su lado observándola, observándola detenidamente hasta grabarme en la memoria la peca mas escondida en su rostro. Se ve grande, pero sigue siendo la misma, la misma que recuerdo. Me causa alegría volverla a ver que no recuerdo que es lo que platicábamos mientras estábamos sentados. Solo recuerdo que se habían regresado de donde vivían para quedarse aquí. Tenían ya 2 semanas y su mama no había podido encontrar trabajo. La miro con tristeza y la sigo observando sin hablar. Sin querer y sin pensar le digo que la extrañe demasiado. Ella solo suelta una risa alegre y se levanta para irse a dormir.

Se acomoda junto al sillón, y se acuesta en el piso con unas sábanas y una cobija. Veo que hay residuos de madera lijada justo donde esta acostada. Me siento junto a ella y la miro. Me dice que está contenta de estar aquí otra vez y que le gustaría ir a Witmer 325. Le digo que mañana temprano iremos a primera hora. Observo como cierra los ojos y me quedo sentado hasta que le gana el sueño y se queda profundamente dormida.

Me despierto.